HISTORIA
DE LA ANATOMIA, FISIOLOGIA E HISTOLOGIA DE LOS OVARIOS
APORTES
A TRAVES DE EL TIEMPO
Herofilo (335-280 aC), fue un griego medico considerado el primer
anatomista. Nacido
en Calcedonia , pasó la mayor parte de su vida en
Alejandría . Fue el primer científico en
realizar sistemáticamente disecciones de cadáveres humanos científicos y es
Herófilo registró sus hallazgos en más de nueve obras que están todos perdidos. Él fue uno de los pioneros del método científico . Junto con Erasistrato se le considera como uno de los
fundadores de la gran escuela de medicina de Alejandría .
Se le
atribuye el descubrimiento del ovulo, uno de los libros que escribió fue
Obstetricia donde se discutió la duración y las fases del parto.
Herophilus
hizo una analogía entre los órganos masculinos y femeninos y en base a ella se
pensó en la antigüedad que la hembra tenía "testículos femeninos" y
"conductos que llevan el semen femenino". Se creía, erróneamente, que
estos conductos se abrían en la vejiga urinaria.
Herophilus describió así el conducto asociado
con lo que él llamó "testículos femeninos" (que corresponde
probablemente a lo que hoy llamamos trompa): "Un pequeño conducto seminal,
difícil de ver, existe a cada lado originándose en el útero. La primera parte
de este conducto es bastante plegada, y, tal como en el macho, va desde el testículo
a la porción carnosa del cuello de la vejiga..." Considerando estas ideas
se creía en la antigüedad que tanto el hombre como la mujer producían semen, y
que la mujer lo eliminaba mensualmente en el fluido menstrual.
Galeno (130-200 A.C.)
aceptó esta errónea doctrina (que enseñaba que tanto los "testículos
femeninos como los masculinos" secretan semen), pero reconoció que los
conductos femeninos terminaban en el correspondiente cuerno uterino
(interpretación correcta) y no en la vejiga. Galeno escribió: ""El
ovario ayuda a producir el semen femenino, el cual es llevado a través del
oviducto al útero, donde los fluidos masculinos y femeninos se mezclan,
coagulándose y dan origen al embrión...""
Vesalio
(1514-1564) en su "Epitome" escribió un capítulo acerca de los
órganos que intervienen en la propagación de las especies. Refiriéndose a los
órganos sexuales anotó: ""el macho y la hembra reciben los
instrumentos (órganos) necesarios para cumplir con su función. Estos imparten
un gran poder de atracción y placer en el acto generativo, de tal modo que las
criaturas vivientes se incitan por este poder. Independientemente que ellos
sean jóvenes, o locos o sin razón, ellos caen en la empresa de la propagación
de las especies de un modo no diferente que si ellos fueran los seres más
sabios""...
En relación con los genitales femeninos, Vesalio puntualizó. ""La
hembra posee un útero, dedicado a recibir el semen y contener el feto. El útero
se ubica entre la vejiga y el recto y, al igual que la vejiga, está formado por
un fondo y el cuello, adaptado para encogerse y relajarse..., la forma del
fondo no es completamente redonda sino aplastada en el frente y atrás, obtusa
arriba y muestra dos ángulos romos (uno a cada lado) que asemejan los cueros
inmaduros de la cabeza de un ternero a cada lado del útero se encuentra un
testis desde el cual se extiende un conducto exactamente igual al que existe en
los órganos masculinos..., el conducto lleva un fino, escaso y acuoso semen
desde el testículo femenino y se inserta en el ángulo obtuso en el lado del
útero"".
Sin embargo, las ""trompas
uterinas"" no fueron adecuadamente descritas como tales por Vesalio, sino por su discípulo,
Falopio. Vesalio sólo conformó la existencia de ellas después que Falopio las
describió.
Gabriel Falopio (1523-1562) describió así el órgano que
desde entonces lleva su nombre: ""el
fino y estrecho pasaje seminal comienza sinuoso y de color blanco desde el
cuerno uterino, pero después que pasa un poco hacia afuera y gradualmente se
hace más ancho y se encorva como las guías de una vid... en la parte anterior
tiene una gran abertura con aspecto de hilachas o flecos de una tela gastada,
si éstos se abren cuidadosamente y se esparcen forman una boca con forma de
campana como una trompeta de bronce. Consecuentemente, ha sido designado por mí
la tuba uterina (trompeta)"".
Jan Swammerdam (Ámsterdam,
1637 - 1680), Anatomista y zoólogo holandés. Hijo de un farmacéutico, en 1667
se doctoró en medicina por la Universidad de Leiden, pero nunca llegó a
ejercer; en su lugar, y gracias a una holgada posición económica, se dedicó a
la investigación científica y se especializó en el estudio de los insectos, que
observaba con microscopios de su invención. Considerado como uno de los
fundadores de la anatomía comparada, Jan
Swammerdam realizó destacadas aportaciones al conocimiento de la fisiología de
la respiración y del desarrollo embrionario. Swammerdam observó de forma
minuciosa la morfología y las costumbres de multitud de especies de insectos,
que, tras sus observaciones, clasificó en cuatro grandes grupos según el modo
en que se desarrollaba su metamorfosis, proceso que trató de explicar de forma
científica, oponiéndose a las endebles teorías del médico y fisiólogo inglés
William Harvey en este campo. La zoología moderna mantiene todavía hoy tres de
estos cuatro grandes grupos.
Revisó asimismo las
deficientes observaciones del médico italiano Marcello Malpighi sobre el
sistema nervioso de los insectos y describió en el sistema linfático de los
batracios las válvulas que llevan su nombre. También hizo algunas importantes
aportaciones en el campo de la anatomía humana. Escribió numerosas obras, entre
las que cabe citar historia general de
los animales que carecen de sangre (1669) y la inconclusa Biblia
de la naturaleza o historia de los insectos (1737-1738), publicada póstumamente y
acabada por Thévenot.
Reignier de Graaf (1641)
Publicó trabajos sobre diversos temas
aunque se le conoce, sobre todo,
por sus aportaciones al conocimiento de los órganos reproductivos femeninos.
Examinó y diseccionó ovarios de numerosas especies de mamíferos incluida la
humana. Para nombrar a las gónadas femeninas utilizó el nombre de ovario,
término que también propusieron van Horne y Swammerdam. Describió los cambios
morfológicos que sufrían los ovarios de acuerdo con las funciones fisiológicas
de la mujer. Describió lo que hoy llamamos "folículo de Graaf".
Es interesante destacar que Graaf se dio
cuenta de la naturaleza glandular del cuerpo lúteo, descubrimiento que no se estableció
definitivamente hasta 1900 y que significó un extraordinario avance para la
moderna endocrinología. No obstante, no supo reconocer la ruptura del folículo
y creyó que como tal era lanzado a las trompas de Falopio. El huevo fue
descubierto en 1826 por Ernst von Baer y el fenómeno de la ruptura del folículo
se clarificó tras un largo debate en el siglo XIX que se prolongó, incluso, a
los primeros años del XX. Siguió con detalle el embarazo de un conejo desde el
apareamiento hasta el momento del nacimiento y lo ilustró en interesantes
dibujos. Allí se representa al huevo viajando por las trompas con un tamaño
mucho menor que el folículo, detalle que no parece que le llamara la atención.
Baer, Karl Ernst Von (1792-1876),
Naturalista y embriologo ruso, nació en Piep, Estonia, en 1972 y murió en
Dorpat, Estonia, en 1876. Fue uno de los naturalistas mas destacados en el
campo de la embriología, al estudiar el desarrollo embrionario de los
vertebrados y descubrir el ovulo de los mamíferos.
1827 cuando Baer descubrió el huevo
(ovulo) en el interior de los folículos de Graaff. Las aportaciones de Baer constituyeron
un gran avance en el campo de la embriología. Además, descubrió también la
presencia de la notocorda, la cuerda dorsal que aparece en los embriones de los
cordados, desaparece en el estado adulto de los tunicados o urocordados, como
las ascidias y se transforma en la columna vertebral de los vertebrados.
A partir de 1834, los estudios en la
embriología fueron desplazados por otras investigaciones en el campo de la
antropología y geografía; realizo numerosos viajes y antes de que Darwin
publicara su obra El origen de las
especies, Baer afirmo que todas las razas humanas y algunas especies
animales podrían proceder de un antepasado único, pero no por evolución.
BIBLIOGRAFIA
1.
CAMPO, Humberto. (1983). Trompas uterinas, misteriosos laberintos.
Recuperado el 01 de septiembre de
2013, del sitio web Revista Creces
http:// http://www.creces.cl/new/index.asp?imat=++%3E++55&tc=3&nc=5&art=306